¿Cómo eliminar el óxido en pasos muy sencillos?

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quitar óxido

En algunas ocasiones, los restauradores prefieren respetar el óxido de algunas piezas de metal, ya que esta herrumbre puede tener categoría de acabado original o autentico.

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El hierro oxidado puede resultar grato visualmente, ya que la gama de colores pertenece a un estado cálido y se asemeja a las maderas nobles, como el vino o la miel. En la actualidad, la arquitectura moderna aprecia más el acero corten o simplemente una lámina oxida.

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Pero, si se cuenta con artilugios metálicos limpios de la herrumbre, también resultarán atractivos visualmente. Es por eso que en esta oportunidad, Manos a la Obra te presenta algunos trucos para erradicar ese terrible óxido de manera muy práctica y rápida, solo utilizando un producto.

Primero, aplicaremos un líquido desoxidante sobre la pieza que queremos limpiar. Luego, escogemos un abrillantador que más se adecue a nuestras necesidades.

En este caso, estas cuñas se fabricaron en los años 50 y, debido a su inactividad, las piezas se cubrieron de óxido.

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Luego de seguir las indicaciones de la etiqueta del desoxidante, ponte los guantes de vinilo y unas gafas de seguridad; esto como medida preventiva para evitar cualquier salpicadura indeseada.

Se usará lana de acero para la limpieza, tal como nos recomienda el fabricante. Aplicamos el producto hasta que quede húmedo y luego comenzamos a frotar enérgicamente.

Podrás notar que el desoxidante actuará con rapidez, y muy pronto la espuma cambiará su color a ocre. La mesa se habrá cubierto con hule.

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Después de haber transcurrido algunos minutos de fregar y dejar actuar el producto. Esperamos a que penetre la capa de óxido, que rompa los enlaces y así facilite su barrido con la lana de acero.

Prosigue a lavar la pieza con jabón y enjuaga bien hasta quitar la herrumbrosa espuma.

Usualmente una sola aplicación del desoxidante será suficiente para que el metal quede reluciente. Aunque, si el objeto ya tiene muchos años de abandono, entonces nos toparemos con una espesa costra de óxido.

Así que ese será el primer avance. Podemos notar la gran diferencia cuando comparamos ambas piezas que preparamos para este trabajo.

Ahora que volvamos a frotar el metal, notaremos que la superficie es menos áspera. Esto se debe a que cuando el acero coge mucha partículas de orín, lo desechamos y sacamos otro pedazo de la madeja.

La lana de acero es un material barato y muy eficaz.

Luego, procedemos a aplicar el producto desoxidante con una servilleta de papel. Notarás como la pieza irá recuperando su esplendo poco a poco.

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Una vez más, enjabonamos de nuevo y tras enjuagar bien toda la pieza, volvemos a aplicar el producto. Poco a poco notarás los resultados.

En nuestro caso, optamos por dejar algunos rastros de la erosión ya que queremos conservar el aspecto antiguo. Además, la excesiva limpieza puede estropear la estética.

En esta ocasión no quisimos usar abrillantador, así que aplicamos un barniz especial para metales. Lo puedes conseguir en cualquier tienda de bricolaje, y sirve para crear una fina película protectora que impida que se reanude la oxidación.

Ahora podrás notar que el aspecto tomo un tono de hierro más aceitunado y precioso. Conseguimos que la pieza mantenga su apariencia ornamental y su lustre, pero sin quitarle del todo una pátina.

Ahora sí, tenemos nuestra pieza completamente restaurada y alejada del óxido. ¡Muy sencillo! 😉

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