13 vehículos diseñados para funcionar con energía nuclear que nunca salieron de ser un prototipo

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En la década de los 50´s la tecnología nuclear era temida y admirada a la vez, fuera de los peligros que involucraba e su uso bélico; se pensó en la aplicación del átomo como fuente de energía inagotable y que prometía una independencia de los carburos y transformaría a la sociedad como nunca en la historia se había visto. Lastimosamente hoy después de 50 años poco ha cambiado. Pero de algo que estamos aliviados es que nunca se hayan creado estos 13 vehículos a base de energía nuclear que hoy en día serían un peligro para todos.

1. Studebaker-Packard Astral (1957)

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En el prototipo, el coche debía sostenerse sobre una única rueda gracias a un “mecanismo giroscópico de equilibrio” y debía tener capacidad anfibia (algo que lo asemejaba más a un sumergible que a un auto por cierto). Estaba diseñado para moverse con energía atómica y equipado con una “cortina protectora de energía” para no envenenar a los pasajeros con la radiación.

¿Y qué pasó? El Astral era más un elemento del decorado de una película de ciencia ficción cincuentera que un proyecto serio, y su propósito era mostrar el potencial de los avances en tecnología. Su final fue solo como pieza de muestra en ferias del automóvil para entretener a los visitantes.

2. Ford Nucleon (1958)

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El Ford Nucleon tenia el concepto de camioneta en la que su cabina estaba muy adelantada para compensar el peso de un pequeño reactor nuclear…y alejar a los pasajeros lo más posible de este. El uranio sería el combustible del coche, por lo que mientras se circulaba por carretera, en el interior de la carrocería se producirían una reacción en cadena de fisión nuclear. Los diseñadores de la Ford veían como puntos fuertes para la comercialización del vehículo la economía del coche (8000 km por cada carga de uranio) y no generaba CO2

¿Y qué pasó? No se llegó a construir ninguno y el Ford Nucleon se quedó en un prototipo conceptual del que se construyeron varias maquetas. El precio de cada coche resultaba prohibitivo, sería muy pesado y su conducción más que penosa, el mantenimiento riesgoso sin mencionar la posibilidad del uso de su reactor con fines bélicos. Y la causa mayor de su cancelación se resume en esta pregunta ¿Cuántos accidentes automovilísticos se producen al día? Pues muchos ¿no?…. bueno ahora añade a la ecuación el poder del átomo y como resultado tendrías un desastre de magnitudes inimaginables.

3. Ford Seattle- ite XXI (1962)

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Diseñado por Alex Tremulis, este curioso automóvil tenía seis ruedas (cuatro en la parte delantera y dos fijas en la parte trasera) y era un modelo que debía moverse impulsado por un dispositivo de propulsión nuclear compacto para ser la fuente de energía. A comparación del Ford Nucleon, en este modelo si se presentaban problemas de radiación, se solucionarían sin la necesidad de un blindaje masivo.

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¿Y qué pasó? El coche terminó al igual que con el Ford Nucleon, la cosa no pasó de una maqueta a escala 3/8. Eso sí, algunos de los avances tecnológicos propuestos para el coche como las pilas de combustible intercambiables, navegación interactiva y cartografía se han empleado posteriormente en la construcción de automóviles.

4. Cadillac World Thorium Fuel Concept (2009)

 

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Charles Stevens, el masca en la empresa Laser Power Systems, describió un sistema de propulsión basado en piezas de torio que generarían calor para producir un láser que calentaría agua. El vapor resultante movería unas turbinas y así lograría que mueva el automóvil.

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¿ Y qué pasó? Que desde el Studebaker-Packard Astral del 57 no se ha resuelto el problema de la seguridad en el transporte de material de fisión por carretera en vehículos de pequeño formato.

5. El camión atómico (1955)

 

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La revista alemana Hobby publicó un artículo titulado ‘Moscú construye el primer camión atómico’ en el que se trataban las distintas posibilidades técnicas para impulsar vehículos con la energía de los isótopos de uranio. Incluso adelantaba que el modelo de camión con más posibilidades de ser equipado con pequeños generadores atómicos era el soviético MAZ-524.

¿Y qué pasó? Aquello no pasó de ser un vistoso reclamo para vender más ejemplares de la revista.

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6. El tanque atómico de Chrysler (1955)

 

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El Chrysler TV-8 es uno de los más blindados más raros  que el ejercito de los EE.UU ah propuesto. Un tanque propulsado con energía atómica. El tan solo imaginar a la desdichada tripulación, dentro de ese enorme cacharro (pesaba veinticinco toneladas de nada), camino del campo de batalla y encomendándose a todos los santos para que no se sobrecaliente el uranio del motor. Y eso, ¡si es que no le daban un tiro directo en el motor!

¿Y qué pasó?  Básicamente no. ¿Qué tal sonaba lo de meter una bomba atómica sobre orugas en medio de la soldadesca? No muy bien.

7. Trenes atómicos (1956)

 

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Ferrocarriles atómicos que se mueven por el vapor creado mediante tecnología nuclear y les dejan el carbón en usufructo a los Reyes Magos. Cómo no, el primer intento serio se les ocurrió a los soviéticos, que anunciaron a mediados de los cincuenta en la revista Popularnaja Mehanika (Mecánica Popular) que usarían estos trenes en remotas áreas de Siberia y el norte de Rusia. Pronto occidente se entusiasmó con el temita y se puso a elucubrar sobre cómo combinar plantas nucleares y railes. ¿Venderíamos ahora asientos en el vagón atómico del AVE?

Qué pasó: Que somos muy comodones y seguimos el “si funciona bien, para qué cambiarlo”. No obstante a los ruskis les sigue interesando el asunto y llevan diciendo desde 2011 que va a construir un tren de propulsión nuclear, pero con las de sanciones que les están lloviendo, difícil lo tienen.

8. Un dirigible atómico con aeropuerto dentro. (1956)

 

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Ya el presidente estadounidense Eisenhower tuvo la idea de recuperar los zeppelines en 1953, aunque tuneados con propulsión atómica, pero luego llegaron los viles bolcheviques y le salieron con un dirigible del tamaño de un crucero de Pullmantur. De 300 metros de largo, el bicho tenía espacio para un helipuerto, un aeropuerto y hasta un solárium con vistas al azul celestial.

¿Y qué pasó? Los dirigibles son como esa amiga que juguetea con su pelo y te sonríe cada vez que os encontráis pero que sabes que nunca te vas a comer. Un bonito sueño. El dirigible atómico es como el orco de Mordor que te hace lo mismo, no quieres tener uno encima ni de coña.

9. Aviones atómicos o póngale alas a un reactor nuclear (1950’s)

 

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Durante la Guerra Fría, tanto la URSS como Estados Unidos se rompieron la cabeza para mantener a sus bombarderos en el aire tanto tiempo como fuese posible, tener una espada de Damocles siempre sobre la cabeza del enemigo, aunque seguro que los pilotos de estos aparatos preferían estirar las piernas de vez en cuando. Las mentes privilegiadas del diseño aeronáutico barajaron la posibilidad de alimentar aviones a hélice o a reacción, mediante la energía de un reactor nuclear.

¿Y qué pasó? Volar con un reactor atómico a cuestas es una locura. El blindaje necesario para proteger a la tripulación era tan pesado que los aparatos debían ser más grandes que los normales, por lo tanto más lentos, menos manejables y más caros. A eso se sumaba la contaminación radioactiva de los chorros de la propulsión en el medio ambiente, que era lo que menos importaba a los militares de ambos bandos.

El hidroavión atómico

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Nada mejor que contaminar al mismo tiempo aire, tierra y agua. Este ingenio aterrizaba y despegaba sobre patines y los pasajeros iban orientados en el sentido contrario de la marcha. No sabemos si para no hacerle daño en las cervicales a los pasajeros o si para evitar que se subiesen en él las viecejitas que siempre me hacen cambiarles el asiento en el tren de cercanías.

El avión modular

¿Qué piloto en su sano juicio se iba a subir a un aeroplano que le podía matar con una simple fuga de neutrinos del motor? A alguien se le ocurrió crear un avión que tuviese dos partes separables en caso de emergencia. En una parte iría la agonadada tripulación del aparato y en la otra el generador termonuclear de las narices.

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Al rico avión modular

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¿Qué piloto en su sano juicio se iba a subir a un aeroplano que le podía matar con una simple fuga de neutrinos del motor? A alguien se le ocurrió crear un avión que tuviese dos partes separables en caso de emergencia. En una parte iría la agonadada tripulación del aparato y en la otra el generador termonuclear de las narices.

10. Robots deforestadores para acabar con la selva del Amazonas (1964)

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El invento: General Motors andaba buscando nuevos mercados donde expandirse y no se les ocurrió otro lugar que la inexplorada selva del Amazonas. Con tanta jungla y tanta broza, necesitaban de una tecnología que dejase aquello limpio y listo para recalificar rápidamente, así que se les ocurrió fabricar “un gigante mecánico que alisa el terreno, detiene el crecimiento de la selva, pone cimientos fuertes, fabrica adoquines, los une y lo encementa todo”.

El vehículo, tendría el tamaño aproximado de un tren de mercancías y un ritmo de destrucción de 32 kilómetros al día. Impulsado por energía atómica, debía estar auxiliado por unas máquinas que cortarían los árboles mediante rayos láser.

Fuente: appy-geek

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