El ser padres es una etapa de la vida que conlleva a muchas responsabilidades y un arduo trabajo de crianza, en pocas palabras da un vuelco de 180 grados a tu vida como nunca te imaginaste, y no es ninguna exageración. Cuando un niño aparece en casa, por lo general llega una alegría que vuelve todos los días una experiencia emocionante, pero extenuante y a menudo los padres no llegan a darse cuenta del trabajo que despliegan día a día para criar a su hijo/a con el mejor cariño posible. Por eso ahora veamos 3 cosas que puede que sin querer uno condicione o maleducare a su hijo/a por simple desconocimiento.
1. El decirles que sus errores son inaceptables
Cegados por sus propias ambiciones y ganas de presumir con sus hijos, muchos padres suelen reaccionar mal a cualquier error cometido por sus retoños. Al hacer eso, parecen olvidarse de una de las cuestiones cruciales para el desarrollo adecuado de los niños: ¡errar y equivocarse forma parte del aprendizaje! Por consiguiente, es lógico que los que tienden a reprochárselo todo el tiempo en vez de dejarles cometer errores, influyan en el autoestima de los pequeños de una manera muy negativa.
Solución:
Aunque los padres deben cuidar de sus hijos y protegerlos, todo en exceso es malo. Para no convertir a nuestros descendientes en seres dependientes, merece la pena darles algo más de libertad y permitir que experimenten con sus propias carnes que cometer errores no es algo malo, sino normal. Lo importante es que los chicos se den cuenta de las cosas que hacen mal y que sepan sacar conclusiones de ellas.
2. Hacerlos madurar a muy temprana edad
Otra costumbre paternal que termina afectando la seguridad de sí mismos de nuestros peques es la de intentar mostrarles que algunas cosas son “muy fáciles”… y hacerlo a la fuerza. Viendo que un niño no logra hacer algo que a los adultos les parece una tontería, lo último que hace falta hacer es comentárselo. Aunque a algunos les cueste entenderlos, los niños no lo ven todo tan simple como sus padres, y algunas situaciones o tareas pueden superarlos de verdad. Asegurarles de que algo es “fácil” a pesar de todo les hará pensar que, al no poder con ello, hay algo que falla en ellos mismos.
Solución:
En vez de seguir repitiendo la misma frase, vale la pena emplear otras para alentarlos a tomar el riesgo de equivocarse. Un buen ejemplo aquí puede ser: “Sé que esto parece difícil, pero si sigues probando, al final lo vas a conseguir”. Los comunicados así dejan bien claro que con cierta perseverancia y algo de esfuerzo los nenes pueden lograrlo todo (incluso a pesar de sus limitadas capacidades).
3. Hacerlo sentir inseguros al no dejarles hacer las cosas por si mismos
Pese a lo que opinan muchos padres en la actualidad, hacer las cosas por los niños NO les ayuda. Más bien, les hace creer que repetirlo siempre forma parte de las responsabilidades de sus cuidadores, y que sin ellos es imposible salir de apuros. Al fin y al cabo, su nivel de dependencia aumenta igual que la seguridad de que los mayores sí que pueden -y deberían- resolver todos los problemas por ellos. Por si fuera poco, cuando tienen que hacer algo solitos se sienten inútiles e incapaces de solucionarlo.
Solución:
Para no permitir que esto ocurra, hay que intentar dejar que los retoños hagan algunas cosas sin la ayuda de nadie (por más que se equivoquen o no las realicen bien). Con ello es posible demostrarles con pelos y señales que su esmero puede traer frutos y quedará reconocido. ¿Existirá una forma más eficaz de mejorar su autoestima? Claro que no: ya que este hábito les permite sentirse a gusto con ellos mismos.
Fuente: paraloscuriosos