La salud es nuestro bien más importante, y escoger los alimentos beneficiosos para nuestro cuerpo es esencial para llevar una vida sana y productiva. Por eso en este post te mostraremos las claves para descubrir y distinguir al ojo los productos orgánicos que se supone son “saludables” pero en realidad no o son pues estos tienen la procedencia de ser transgénicos, alterados genéticamente. Así que no te dejes engañar por lo que es fácilmente observable como un alimento fresco, de buena calidad y con una fachada casi de revista, puede contener un gran número de sustancias modificadas genéticamente, que en algunos casos son nocivas para el organismo.
Sabemos por su buen aspecto, los alimentos transgénicos son lo que el consumidor denomina “la fruta/verdura perfecta” pero las personas al comprar no se ponen a pensar en que existen algunos estudios donde señalan que los modificados genéticamente poseen altas cantidades de antibióticos y otro tipo de químicos, que para la salud no son del todo buenos. A pesar de ser estudios que no están comprobados al 100% que son dañinos para el cuerpo, es mejor abstenerse de ellos y consumir los productos naturales.
A inicios de los 90´s, estos tipos de productos se lanzaron al mercado, teniendo su foco de venta en las verduras y las frutas. GMF que significan “Genetically Modified Food” o alimentos genéticamente modificados. Esto se traduce en que alteran la composición genética de alguna fruta para hacerla más grande, más carnosa o más jugosa. Tomando genes de origen vegetal, o animal desde otro organismo. Además debemos hacer mención que estos carecen de vitamina C, antioxidantes, minerales y, además de fitonutrientes en comparación con los alimentos orgánicos.
A continuación, haremos referencia a los 3 sencillos trucos que deberías saber para diferenciarlos:
1. Observar algún tipo de etiqueta por fuera del producto: Los productos orgánicos o naturales poseen una etiqueta con frases que en todo momento tienes que tener en cuenta, como: “Sin OGM” ,“Non-GMO”, “Hecho sin ingredientes genéticamente modificados. Por otro lado, vale la pena tener en cuenta las frases “100% Orgánico”, “Hecho solo con ingredientes orgánicos”. Estas frases de verdad te garantizan que el producto es saludable y no cuenta con gran número de componentes químicos.
2. Prestar mucha atención a la fachada del alimento: Cuando un alimento ha sido modificado genéticamente, se ve como que si fuera de plástico y de consistencia impecable. Esto es porque, la transmisión de los nuevos genes, hace que la fruta sea resistente a factores externos como plagas, ya que, en algunos casos al ser modificadas, estas crean sus propias toxinas, envenenando a los insectos. Entonces, si te das cuenta de que la fruta o vegetal no está del todo impecable, y se muestra con desperfectos, lo más probable es que sea natural.
3. Como fue descrito anteriormente, tienes que recordar que, los alimentos de producción vegetal son en su mayoría, los que están más genéticamente modificados, de los cuales se agregan a otros alimentos para la fabricación de: Panes, ciertas bebidas, mayonesa, jarabe de chocolate, avena, harina precocida, embutidos entre otros. Sin embargo, otra manera de detectar la calidad del alimento ,es con su olor. Los alimentos muy procesados tienden a tener un olor un poco fuerte en comparación al alimento orgánico.
La comunidad científica a lo largo de los años ha estudiado exhaustivamente, y hasta la fecha mantienen muchas investigaciones con relación a la toxicidad de los alimentos transgénicos. Por su parte, la industria biotecnológica ha tenido un gran éxito por la incorporación de estas tecnologías al mercado y, dando una segunda opción a aquellos países con altos indices de malnutrición.
Fuente: paraloscuriosos