El hormigón impreso se conoce desde hace casi 30 años, pero hoy está en boga gracias a la exuberante gama de colores y texturas, que permiten hacer pavimentos resistentes, vistosos y duraderos. Al ser impermeable, soporta el ataque de ácidos y manchas de grasa y aceite, además puede utilizarse en zonas muy castigadas por el tránsito, como aceras, parques, rampas y recintos feriales. Estos son excelentes para viviendas con jardín, desplazando de esta manera a los pavimentos tradicionales.
De esta manera, el hormigón impreso tiene un bajo relieve que simulan las piezas y texturas más variadas. La estampación puede imitar adoquines, piedra, baldosas, pizarras y son súper seguras para nosotros ya que son antideslizantes.
Por ello, hoy te hemos traído este espectacular paso a paso de la construcción de un pavimento con este método y así aprendas esta maravilla.
- La primera fase es decidir la zona que vamos a hormigonar, roturándola con ladrillos macizos o piezas similares, que luego pueden quedar como bordillos. Hay que afirmarlas bien con un encofrado de tablas, porque el hormigón ejercerá mucha fuerza sobre los laterales.
- Hay que extender la capa de hormigón para que cubra el mallazo de manera uniforme, procurando agitarlo para que no se formen burbujas.
- Como en toda solera, reglear bien alisando es lo más importante.
- Como vemos en esta imagen, si la superficie a pavimentar es grande hay que dividirla en porciones, completando el trabajo por zonas.
- En este pavimento los bordillos quedarán casi ocultos, el operario los utiliza como nivel para reglear el hormigón.
- Esta enorme llana, que se maneja con una pértiga, permite igualar la superficie con mucha rapidez. Se maneja a lo largo y a lo ancho, hasta que la superficie del hormigón queda como un espejo.
- Dejamos pasar un rato, y es ahora cuando la solera común empieza a ser un pavimento de hormigón impreso: sobre la superficie húmeda espolvoreamos el endurecedor, que, recordemos, viene ya pigmentado.
- La solera tratada debe reposar una o dos horas, según la humedad y la temperatura ambiente. Y finalmente viene la impresión del relieve, utilizando el molde o alfombrilla. En este caso se ha escogido un adoquinado clásico.
- Transcurridas 24 horas se elimina el polvo y la suciedad, cepillando y lavando con agua a presión. Para finalizar, dejando pasar otras 24 horas, se da una imprimación de resina, que sella la porosidad del hormigón evitando las eflorescencias y deja el pavimento lustroso.