Antes de que todo el mundo publicase su vida en las redes sociales exponiéndose al continuo juicio de los demás o de que cualquiera pudiese verter un blog sus opiniones sobre lo que debe y no debe hacerse en determinados temas, la vida parecía mucho más relajada.
Sin esa presión por complacer a los demás y demostrar que nuestra vida no solo es buena, sino deseable, la gente vivía a su manera sin cuestionarse de forma enfermiza cada cosa que se hacía. Sin embargo, al contrario de lo que muchos creen, lo normal es que objetivamente cualquier tiempo pasado fuese peor. O al menos ese es el debate que se ha iniciado con una “inocente” fotografía de cumpleaños de los años 80.
En ella, un niño sopla las velas de su tarta en un entorno que hoy nos llama poderosamente la atención. Rodeado de colillas, cigarrillos humeantes y latas de cerveza, el crío parece ajeno a lo que hoy muchos padres considerarían hoy una situación de riesgo extremo.
La foto fue compartida por la página de Facebook Historical Pictures acompañada del siguiente pie: “Los 80, cuando un niño podía soplar sus velas de cumpleaños sobre un cenicero y junto a una cerveza abierta mientras alguien sostenía un puro encendido al lado de su cara”.
No es de extrañar que la imagen se haya compartido miles de veces junto a comentarios nostálgicos explicando historias sobre cómo era la infancia antes de la llegada de la “generación copo de nieve”. Y es que se acusa a quienes han llegado a la edad adulta en torno a 2010, de ser un grupo generacional blando, con serios problemas emocionales, una alta susceptibilidad, escasa capacidad de resiliencia y una obsesión por la corrección política.
Exacto, se refieren a esos padres y madres de hoy en día que se esfuerzan por compartir en las redes lo que ellos consideran la verdadera crianza de calidad, intentando demostrar que son los mejores en lo suyo y que los demás necesitan mejorar.
Sin embargo, los que hablan de esta imagen recordando su propia infancia -esa en la que se hacían viajes en coche sin cinturón de seguridad o se montaba en bici sin casco- lo hacen refiriéndose a ella como una muestra de “los buenos tiempos”. Empieza el debate a raíz de algunos de los comentarios:
“Adivinen qué… todos estamos bien. Los niños de ahora siempre están enfermos, tienen todas las alergias y ni siquiera pueden irse con la bici a pasar el día fuera de casa”.