Conoces a personas que se sientes tranquilos y no se angustian por no rodearse de mucha compañía, o tal ves ¿tú eres una de esas personas? pues tranquilo/a que esto no es sinónimo de algo malo o raro. Y esto los afirma una investigación reciente publicada en el British Journal of Psychology, realizada por los psicólogos Satoshi Kanazawa del London School of Economics y Norman Li del Singapore Management University, se encontraron dos resultados muy interesantes respecto al tema.
¿Cuáles fueron los resultados?
1. Las personas que vivían en ciudades con una mayor densidad poblacional tienden a reportar una menor satisfacción con su vida en general. Dicho de otra manera, entre mayor sea la densidad de la población, menos feliz eres.
2. Segundo, entre más interacciones sociales tenga una persona mayor será la felicidad que reporta.
No obstante, estos resultados los cuales se basaron en una encuesta a más de 15.000 personas, tiene una excepción bastante importante:
Específicamente, “el efecto de la densidad poblacional en las personas inteligentes puede ser casi el doble, y entre más socializan con sus amigos menos satisfechos se sienten”
“Los residentes de áreas rurales y pequeños pueblos son más felices que aquellos que viven afuera de las ciudades, quienes a su vez, son más felices en comparación con aquellos que viven en ciudades pequeñas, los cuales, consecuentemente, son más felices que aquellos que viven en grandes ciudades”
Entonces por qué las personas inteligentes son mejores con menos amigos
Según Carol Graham, investigadora del Brookings Institution quien estudia la economía de la felicidad plantea que “los resultados sugieren que las personas inteligentes son menos propensos a pasar mucho tiempo socializando debido a que están enfocados en algún objetivo o proyecto de largo plazo”
Por ejemplo esto incluye a un doctor estudiando el cáncer, un escritor trabajando en la próxima gran novela, o un abogado trabajando en los derechos humanos de una sociedad vulnerable.
Una teoría alternativa de la felicidad:
Sin embargo, la teoría de la felicidad de investigadores Kanazawa y Li ofrece una explicación distinta.
Según ambos, la idea comienza con la premisa de que el cerebro humano evolucionó para satisfacer las demandas de nuestro entorno ancestral en la Sabana Africana, donde la densidad de población era similar a lo que encontrarías hoy en Alaska rural (menos de una persona por kilómetro).
Si tomas un cerebro evolucionado para ese ambiente, llévalo al Manhattan de hoy (densidad de población: 27.685 personas por kilómetro cuadrado), y observarás una fricción evolutiva.
Lo mismo ocurre con la amistad
“Nuestros antepasados vivían como cazadores-recolectores en pequeñas comunidades de unas 150 personas”, explican Kanazawa y Li.
“En estos escenarios, tener contacto frecuente con amigos y aliados de toda la vida era probablemente necesario para la supervivencia y la reproducción para ambos sexos”.
Hoy en día seguimos siendo criaturas sociales, un reflejo de esa dependencia temprana en grupos sociales reducidos.
No obstante la vida típica humana ha evolucionado rápidamente desde entonces, y es posible que nuestra evolución biológica no haya avanzado a la misma velocidad.
Entonces tranquilo que si en casa te resulta extraño sentirte bien sin estar rodeado de amigos o de personas conocidas a todo momento, esto quiere decir que eres muy selectivo y eres consciente que solo tú puedes sentirte bien contigo mismo.
Fuente: emprendiendohistorias