Utilizando agua caliente y fria para conseguir un cambio brusco de temperatura, el metal se contrae y se puede arreglar una abolladura en el coche. Funciona tanto en la chapa como en el plastico, por ejemplo en un parachoques. A veces se requieren varios intentos pero suele funcionar hasta con golpes grandes. Este proceso no daña la pintura ni el coche, asi que por probar no pierdes nada y puedes ahorrarte muchos euros en chapa y pintura.
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