Bien sabemos que los remaches nos salvan de muchos percances. Y es que nos permiten unir dos piezas de igual o distinto material especialmente cuando uno de las caras es difícil o, muchas veces, imposible acceder.
Existen muchos tipos de remaches que podemos encontrar en el mercado, pero existe un modelo en especial que tiene forma de flor que resulta ideal para uniones de materiales rígidos con materiales blandos o de baja resistencia a la presión. Ahora, ¿queremos saber como hacerlos?
¡Acompáñanos a ver estos simples 7 pasos y trabajar como un experto!
- Su colocación es exactamente igual que la de un remache convencional. En primer lugar, perforamos las dos piezas que deseamos unir, con el taladro provisto de una broca, en este caso, para metales, cuyo diámetro se corresponda con el del remache que vayamos a usar.
- Después, ponemos el vástago en la boquilla de la remachadora y accionando varias veces la herramienta, introducimos la cabeza del remache en los orificios realizados.
- La cabeza del vástago está dotada de aristas, que cortan longitudinalmente el cuerpo del remache por la parte ciega.
- Éste queda dividido en cuatro partes que se doblan hacia el exterior y entran en contacto con el material a remachar, formando una cabeza de cierre con un diámetro grande.
- Esta amplia expansión en el lado ciego distribuye la carga y la fuerza de apriete, reduciendo el riesgo de aplastamiento y rotura de los materiales.
- Una vez terminado el proceso de remachado, la cabeza del vástago se desprende dejando un orificio central.
- Estos remaches con forma de flor, presentan una solución resistente y segura a muchos problemas de fijación como, por ejemplo, el de la matricula de un vehículo.
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