En noviembre de 2016, Kuo Lung Liao, residente de Kaohsiung, Taiwán, estaba haciendo un descanso de su jornada de pesca cuando vio una botella flotando en el agua y que extrañamente se movía sola. A Liao le pareció raro, pues no había tanta corriente como para que la botella se moviera de aquella manera, así que decidió comprobar de qué se trataba: ¡una pobre tortuga pegada a una botella!
Al parecer, alguien había utilizado pegamento de silicona para pegar la botella a la parte superior de la concha de la tortuga. Kuo se las vio y se las deseó para conseguir separar a ambos, raspando el pegamento cuidadosamente para no dañar al pobre animal.
Kuo enseguida dedució que la botella debía haber estado fijada a la tortuga durante largo tiempo, pues había crecido musgo alrededor. También se dio cuenta de que la tortuga flotaba todo el tiempo a causa de la botella y que esto le impedía alimentarse como es debido. ¡Pobre tortuga!
Es más, Kuo contó que cuando devolvió a la tortuga al agua, libre ya de su prisión de plástico flotante, notó que esta tardaba tiempo en acostumbrarse a nadar sin ella. Después se fue alejando poco a poco.
Aunque no logró capturar ningún pez aquel día, nuestro protagonista se sintió satisfecho por haber ayudado a aquella pobre tortuga. Kuo también compartió su historia para recordar a todo el mundo que no deben dañar a los animales por un simple momento de “diversión”.
A continuación te dejamos con el vídeo de este maravilloso y fructuoso encuentro:
https://www.facebook.com/kuolung.liao.1/videos/1558856057461495/